Los dueños de las dimensiones desconocidas abrieron los portales de la eterización. Uno a uno fueron citando los nombres de aquellos condenados a errar en el universo.
Sus cuerpos, lívidos y tristes se difuminaban entre velocidad y silencio.
Yo lo vi desde este lado del agua-tierra-agua...
Y tu estela era parte de ellos. La colimba del universo absorbió tu luz.
Pero yo nunca te olvidaré.